“La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin respiración”

lunes, 21 de junio de 2010

HASTA LOS HUEVOS

Te piden esfuerzo, dedicación, carisma, buen carácter; te piden que trabajes día a día y te amenazan amablemente de que si no lo haces no obtendrás la recompensa final. Y tú como un imbécil –una imbécil en mi caso- te lo crees, vas y estudias, te esfuerzas, trabajas –igual no todo lo que podrías pero si todo lo que te exigen- ¿y qué pasa al final? Que no te salen las cuentas, que te quitan de todos los lados, que te roban más que el gobierno. Y aquí estamos otro año más, con rabia porque al final no obtuviste tu recompensa, es como un niño que ilusionado hace su carta de reyes magos y cuando llega el día sólo están los viejos calcetines y la bufanda de lana de siempre. Y es que siempre hay alguien empeñado en joderte, en demostrarte que las cosas no pueden ir bien por una vez, porque según ellos es “una lección para el futuro”, “te servirá más adelante”, “lo importante son los conocimientos”, bla, bla, bla… el mismo rollo de siempre, que ya aburre. Y todas esas lecciones que según ellos debes aprender no te sirven de nada, pasan los años y todo sigue igual, tu esfuerzo no sirve de nada y lo único que vale es una cara bonita o una lágrima que cae en el momento oportuno, porque o tienes un carácter demasiado fuerte, o no te tomas las críticas como una ayuda o tu pelo no brilla lo suficiente como para tener un diez. Y mira que lo sé, pero el año que viene se repetirá esta misma historia, esta misma mierda contra la que llevo luchando años, eso llamado favoritismo, eso que según la mayoría no existe, que son imaginaciones nuestras, pero cada junio me doy más cuenta de que lo que tengo que hacer es poner cara de buena, no hablar, estudiar lo justo y así tendré una sorpresita en mi boletín de notas. Porque todos hablan de la libertad de expresión, de la importancia de reivindicarse, pero cuando te revelas y lanzas el grito al cielo siempre hay alguien que te corta las alas y te deja caer bruscamente al suelo, porque simplemente no les caes bien o no les gusta tu forma de ser. Pasan los años, y seguiré toda mi vida así, reivindicando que la inteligencia se acompaña de un buen carácter y que luchar por lo que crees que es justo no es ser borde y maleducada, es simplemente querer que reconozcan lo que haces bien igual que te machacan cuando haces algo mal.

PD: ¿he mencionado ya que todo esto apesta? Pues eso, APESTA!

1 comentario:

  1. hasta los huevos estamos hasta los huevossss
    apesta a culo de mono babuino vaya!

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